La supervivencia humana depende de los humedales, su diversidad biológica cobija a innumerables especies vegetales y animales que dependen de esas fuentes de agua para subsistir. Sin embargo, la superficie y calidad de los humedales está disminuyendo en la mayoría de regiones del mundo y corren un gran riesgo de desaparecer. Allí radica la urgencia de intervenir en esta problemática a través de políticas ambientales que permitan un abordaje integral sin limitar el desarrollo humano.
Los aportes que brindan los humedales son innumerables, sus «servicios ecosistémicos» van desde el suministro de agua dulce, alimentos, materiales de construcción y biodiversidad, hasta el control de crecidas, recarga de aguas subterráneas y mitigación del cambio climático. La Convención Ramsar –convención relativa a los humedales de importancia internacional- sostiene que no son sólo tierra húmeda, sino que se trata de todos los cuerpos de agua menores a seis metros de profundidad: ello incluye arroyos, la mayor parte de las lagunas, las costas marinas.
El relieve argentino permite identificar 22 sitios designados como Humedales de Importancia Internacional. Con una superficie total de 5,625,407 hectáreas, estos humedales mantienen la biodiversidad de una gran cantidad de animales y vegetales, además de los protistas: captan dióxido de carbono y producen oxígeno para el planeta. Sin embargo, no hay aún una legislación que los preserve en nuestro país.
Existe un proyecto de Ley de Humedales, donde se establecen criterios de uso sustentable y se habilita la posibilidad de realizar acciones de protección sobre estos ecosistemas. El proyecto espera a ser tratado por la Cámara de Diputados de la Nación luego de obtener, el 30 de noviembre pasado, media sanción del Senado.
Un registro de humedales establecería los presupuestos mínimos para la conservación, protección, restauración ecológica, uso racional y sostenible de los humedales. Además, a través de un registro de humedales, se preservarían los beneficios ecosistémicos que brindan a la sociedad.
Sin embargo, luego de un amplio y extenso debate intersectorial que incluyó audiencias públicas y decenas de reuniones durante 2016, y a pesar del compromiso público del presidente Mauricio Macri, en febrero del año pasado, el proyecto sufrió fuertes resistencias de sectores vinculados al desarrollo inmobiliario y los agronegocios.
Con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde el CEDyAT trabajamos en la formulación del Plan de Gestión del Delta (PDS), con una estrategia metodológica enfocada en la elaboración de un instrumento para el fomento de las actividades productivas más convenientes en base a métodos y procedimientos que se traduzcan en políticas de desarrollo y acciones concretas tendientes a revertir, recuperar y reorientar el crecimiento más adecuado para el Delta Entrerriano, caracterizado por un alto potencial productivo, su sensibilidad ambiental y sus carencias de gestión.
Asimismo, entendemos que la creación de un Observatorio de Humedales del Delta habilitaría un abordaje completo y un diagnóstico sobre el estado de situación y conservación de la región; como una primera aproximación, el acceso a datos certeros que permitan intervenciones eficientes que prevengan y/o mitiguen los factores que ponen en riesgo al Delta Entreriano.
Un Observatorio es una fuente de información, posibilitaría un estudio profundo de la biodiversidad y sus variaciones, como indicador de cambios en los ecosistemas, a través del monitoreo de la calidad del agua, el aire y el suelo. Y la posterior difusión con fines académicos, económicos y sociales, articulando con experiencias similares a nivel regional, nacional e internacional.
Es necesaria una urgente intervención positiva del hombre, que siente las bases para el ordenamiento territorial y la regulación de cadenas productivas compatibles con la sustentabilidad ecológica. Una ley que permita mitigar los efectos de la destrucción de los humedales y los considere vitales para el desarrollo humano equilibraría la balanza biológica del planeta.